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sábado, 10 de febrero de 2024

DEPRESION INFANTIL

la depresion en la infancia no se manifiesta como en los adultos

La princesa está triste,
¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan
por su boca de fresa
que ha perdido la risa,
que ha perdido el color...

Rubén Darío




Los niños son tremendamente sensibles a los cambios en el ambiente y en nuestros estados emocionales, además no poseen la experiencia suficiente para entender que "las cosas pasan", que el dolor cede. Ellos se sienten impotentes ante el sufrimiento.

La forma de expresar tristeza en el niño es muy diferente de la del adulto, por lo que hay que estar atentos a cambios de comportamientos, retrocesos evolutivos, agresividad o problemas de alimentación o sueño. 




LA DEPRESIÓN INFANTIL

la depresion en los niños a veces cursa con irritabilidad o retrocesos evolutivos
La depresión infantil cursa con criterios diagnósticos diferentes según la edad, de esta forma en los niños la tristeza puede ser reemplazada por irritabilidad, la duración de la distimia (depresión ligera de 2 años de duración en adultos), es de 1 año en niños, y se da mayor prominencia de afecciones somáticas y retraimiento motor, mientras que síntomas como el enlentecimiento psicomotor, la somnolencia o las ideas delirantes son más corrientes en adolescentes y en la edad adulta.


Para diagnosticar una depresión infantil hay que tener en consideración el nivel previo de actividad desarrollado por el niño, ya que algunos son pasivos y tranquilos independientemente de su estado de ánimo.

SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN SEGÚN LOS GRUPOS DE EDAD

MENORES DE 6 AÑOS
  • Irritabilidad y tristeza
  • Pérdida de apetito, no ganancia o pérdida de peso
  • Pesadillas, terrores nocturnos, resistencia a irse a la cama, insomnio intermedio
  • Menos actividad física
  • Preocupación acusada por el castigo o por el fracaso
  • Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones
NIÑOS DE 6 A 12 AÑOS
  • Aburrimiento
  • Poca movilidad o mucha agitación
  • Baja autoestima, autodesprecio
  • Autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa
  • Problemas atencionales
  • Ideación, planes, intentos de suicidio
NIÑOS DE 13 A 18 AÑOS
  • Tristeza, variabilidad en el humor, malhumor, ira, rebeldía
  • Pérdida de apetito, ganancia/pérdida de peso, comer en exceso, obesidad
  • Insomnio, hipersomnia
  • Cansancio, fatiga, falta de energía
  • Preocupación imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio
  • Menos pensamiento abstracto, indecisión
  • Ideas, planes e intentos de suicidio

EPIDEMIOLOGÍA

La prevalencia de los trastornos depresivos es igual en niños y niñas hasta los 12 años, y a partir de esta edad es más frecuente en niñas.

Los trastornos depresivos infantiles no son un problema pasajero, la duración media de un trastorno distímico es de 4 años, mientras que la de un episodio de depresión mayor es de entre 7 y la del trastorno adaptativo de 21 semanas. Igualmente entre el 40% y el 70% de los niños deprimidos presentan simultáneamente otro trastorno, como trastornos de ansiedad, trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbado y los trastornos por consumo de sustancia. Curiosamente la mayoría de los trastornos de ansiedad infantil preceden al episodio depresivo, justo al revés que en los adultos.

CAUSAS DE LA DEPRESIÓN INFANTIL

Aunque no existe un modelo explicativo de la depresión infantil, los factores familiares, motivados por la gran dependencia del niño respecto a su entorno, son factores importantes de la depresión infantil como: depresión de los padres, malas relaciones matrimoniales, malas relaciones entre padres e hijos, especialmente las derivadas de un apego o vínculo afectivo mal establecido o roto por abandono, muerte o institucionalización y las derivadas de las actitudes de los padres que a veces tienen expectativas poco realistas respecto a los hijos, exigiéndoles metas inalcanzables o son demasiado sobreprotectores. Igualmente las malas relaciones entre hermanos, la existencia de normas inadecuadas de crianza y la ruptura familiar por divorcio o muerte de un familiar son factores que pueden precipitar la depresión infantil.

Desde la perspectiva conductual todos estos factores familiares conducirían a un incremento de las experiencias negativas (falta de comunicación, hostilidad, críticas, agresiones, etc) y un descenso de las actitudes reforzadoras para el niño. A veces a estos factores ambientales se añaden falta de habilidades sociales en estos niños, que les llevaría a situaciones de rechazo y aislamiento social.

TRATAMIENTO

La eficacia de la terapia farmacológica se ha puesto en duda en la depresión infantil. Diversos estudios llegan a la conclusión que el tratamiento de elección es la terapia cognitivo-conductual, que deberá incluir:

Modificar las conductas problemáticas en el niño deprimido, dotándole de habilidades de afrontamiento para controlar y reducir los síntomas clave de su estado de ánimo, y enseñándole las habilidades sociales necesarias para una mejor integración social. La modificación de conductas problemáticas se realiza a través de la planificación de actividades placenteras dirigidas a objetivos y en la que puedan sentirse competentes

Reducir los niveles excesivos de ansiedad: se pueden utilizar procedimientos de relajación así como juegos (material pictórico, etc) .

Reducir los niveles excesivos de ira, hostilidad e irritabilidad: además de relajación se utilizan técnicas como abandonar la situación, irse y hacer algo agradable, expresar la ira por medio de la escritura o el dibujo, actividad física, etc

Adquirir un conjunto de habilidades de solución de problemas de la vida cotidiana

Habilidades para obtener reforzadores

Cambiar los pensamientos automáticos negativos: por ejemplo con autoverbalizaciones, que ayudarían a la realización de un modelado cognitivo por parte del terapeuta

Cambiar esquemas cognitivos disfuncionales

Tratamiento con los padres y con la familia

TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO (DSM-5)

Los nuevos criterios diagnósticos de los trastornos del estado de ánimo publicados en el DSM-5 (Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) de la APA, incluyen el Trastorno de Desregulación del Estado de Animo como uno de los trastornos del estado de ánimo depresivos.

El diagnóstico se realiza examinando los siguientes criterios para ver su ausencia/presencia, y en caso de que existieran criterios que nos orientarían hacia este trastorno, se trabajaría el tratamiento basándose en esta hipótesis.

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO



A. Accesos de cólera graves y recurrentes que se manifiestan verbalmente (p.e. rabietas verbales) y/o con el comportamiento (p.e. agresión física a personas o propiedades) cuya intensidad o duración son desproporcionadas a la situación o provocación.

B. Los accesos de cólera no concuerdan con el grado de desarrollo.

C. Los accesos de cólera se producen, en término medio, tres o más veces por semana.

D. El estado de ánimo entre los accesos de cólera es persistentemente irritable o irascible la mayor parte del día, casi todos los días, y es observable por parte de otras personas (p.e. padres, maestros, compañeros).

E. Los Criterios A-D han estado presentes durante 12 o más meses. En todo este tiempo, el individuo no ha tenido un período que durara tres o más meses consecutivos sin todos los síntomas de los Criterios A-D.

F. Los Criterios A y D están presentes al menos en dos de tres contextos (es decir, en casa, en la escuela, con los compañeros) y son graves al menos en uno de ellos.

G. El primer diagnóstico no se debe hacer antes de los 6 años o después de los 18 años.

H. Por la historia o la observación, los Criterios A-E comienzan antes de los 10 años.

I. Nunca ha habido un período bien definido de más de un día durante el cual se hayan cumplido todos los criterios sintomáticos, excepto la duración, para un episodio maníaco o hipomaníaco. 

Nota: La elevación del estado de ánimo apropiada al desarrollo, como sucede en el contexto de un acontecimiento muy positivo o a la espera del mismo, no se ha de considerar un síntoma de manía o hipomanía.

J. Los comportamientos no se producen exclusivamente durante un episodio de trastorno de depresión mayor y no se explican mejor por otro trastorno mental (p.e. trastorno del espectro autista, trastorno por estrés postraumático, trastorno por ansiedad de separación, trastorno depresivo persistente [distimia]).

Nota: Este diagnóstico no puede coexistir con el trastorno negativista desafiante, el trastorno explosivo intermitente o el trastorno bipolar, aunque puede coexistir con otros, como el trastorno de depresión mayor, el trastorno de déficit de atención/hiperactividad, el trastorno de conducta y los trastornos por consumo de sustancias. En individuos cuyos síntomas cumplen los criterios para el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo y el trastorno negativista desafiante, solamente se debe hacer el diagnóstico de trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo. Si un individuo no ha tenido nunca un episodio maníaco o hipomaníaco, no se debe hacer el diagnóstico de trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo.

K. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica o neurológica.

AREAS DE INTERVENCIÓN EN DEPRESIÓN INFANTIL

Cuando se trabaja con un niño con un trastorno emocional, hay que intervenir no sólo con el propio niño, sino que se tendrá en cuenta a los padres y a la familia dentro del programa de intervención:


intervencion en depresion infantil


¿ES CONVENIENTE LLEVAR AL NIÑO AL PSICÓLOGO TRAS EL DIVORCIO DE LOS PADRES?

El divorcio supone una experiencia de duelo tanto en los padres como en los niños.


Sin embargo, los padres viven la situación de manera completamente diferente, predominando sensaciones de alivio al cesar la situación de conflicto previa al conflicto o de ira intensa.

Para los niños el divorcio supone siempre perder, sin entrar en factores como recuperación de la estabilidad en el hogar y menor sensación de hostilidad percibida. Ellos pierden su sistema de vida, con ambos progenitores y una vida estructurada.

Muchos niños son capaces de asimilar esta situación sin grandes problemas, pero la mayoría de los niños sufren enormemente en esta situación, algunos lo manifestarán abiertamente (hostilidad, irritabilidad, menor rendimiento escolar, regresión en pautas evolutivas, quejas somáticas) y en otros casos todo parece ir bien, ya que algunos niños para no preocupar esconden sus sentimientos.


Acudir al psicólogo con el niño puede ayudar a conocer su situación emocional real y dar pautas a uno o ambos progenitores sobre la gestión de la situación.

Normalizar una situación no significa pasar página y punto. Los niños necesitan saber a qué atenerse, comprender su nueva estructura familiar y, ante todo, ver a unos padres estables, equilibrados emocionalmente y que les aporten seguridad y confianza.

EFECTOS DEL DIVORCIO EN LOS NIÑOS

Bebés (0-1 año):



efectos divorcio niños


  • No comprenden las razones del conflicto, pero se dan cuenta del clima emocional del hogar, sienten la tensión y el descontento. 
  • Se dan cuenta de los cambios en los niveles de energía y en estado emocional de los padres.
  • Se dan cuenta de cuando uno de los padres ya no está en el hogar.
  • Dependen totalmente de los adultos que los cuidan.
  • Comienzan a desarrollar confianza en otros y en el mundo.
  • Cúanto tiempo se pase con los bebés determina la formación de los lazos afectivos.
  • Fíjese si muestran señales de malestar. Si lucen más irritables, nerviosos, si demuestran más rabietas, pérdida de apetito, o retrasos en su desarrollo.
  • Hágales sentirse seguros demostrándoles afecto, meciéndoles, tocándoles, hablándoles con cariño.
  • Mantenga sus juguetes y objetos favoritos a la mano.
  • Mantenga las rutinas lo más posible. Introducir personas nuevas gradualmente.

Niños pequeños (1-3 años):
  • Necesitan estabilidad y predictibilidad. 
  • Son egocéntricos: creen que causan todo lo que pasa. 
  • Fíjese si muestran señales de malestar: llanto excesivo, apego extremo, dificultades al dormir, pesadillas, ansiedad de separación, regresión a comportamientos más inmaduros. 
  • Ofrecerles más atención y cariño, especialmente a la hora de separarse. 
  • Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. 
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. 
  • Demostrar que comprenden su malestar. 
  • Mantener las rutinas lo más posible. 
  • Introducir personas nuevas gradualmente.


Niños de edad preescolar (3-5 años): 

  • Necesitan estabilidad y predictibilidad.
  • Son egocéntricos. creen que causan todo lo que pasa, piensan que pueden controlar los eventos, se sienten responsables o culpables del divorcio.
  • Tienen fantasías sobre la reconciliación de los padres.
  • Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, confusion, preocupaciones, temores, pesadillas, agresión, regresión a comportamientos mas inmaduros, aislamiento, apego extremo, quejosos.
  • Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
  • Leerles libros sobre el divorcio.
  • Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
  • Demostrar sensibilidad a sus temores.
  • Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio.
  • Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso.
  • Mantener las rutinas lo más posible.
  • Introducir personas nuevas gradualmente.


Niños de escuela primaria (5-12 años) 

  • Se dan cuenta de lo que pasa, pero carecen de las destrezas necesarias para lidiar con los conflictos.
  • Pueden comprender el concepto de divorcio.
  • Penan la pérdida de la familia como era antes del divorcio.
  • Pueden sentirse rechazados por los padres.
  • Tienden a culpar a otros, a menudo a uno de los padres.
  • Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
  • Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, problemas académicos y/o sociales en la escuela, comportamiento inapropiado, achaques físicos, conflictos entre hermanos por competencia.
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
  • Leer libros sobre el divorcio. Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
  • Demostrar sensibilidad a sus temores.
  • Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio.
  • Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso.
  • Mantener las rutinas lo más posible.
  • Introducir personas nuevas gradualmente.


Adolescentes (13-17 años): 

  • Están más envueltos con su grupo de pares y dependen menos de sus padres que los niños menores.
  • Les preocupa el impacto del divorcio en sus relaciones.
  • Sienten dudas de sus propias capacidades de establecer relaciones a largo plazo.
  • Pueden tratar de tomar ventaja de los padres.
  • Fíjese si muestran señales de malestar: ira y hostilidad extrema, actitud desafiante, preocupación por asuntos financieros u otros asuntos de adultos, auto-concepto disminuido, aislamiento, problemas académicos o sociales en la escuela, comportamientos impredecibles o arriesgados.
  • Mantener abiertas las vías de comunicación.
  • Ser justo y razonable al asignarles responsabilidades.
  • Apoyar la relación de los muchachos con el otro padre, a menos que sea peligroso.